Mensaje del 25 de Mayo de 2000

“¡Queridos hijos! Me regocijo con ustedes y en este tiempo de gracia los invito a una renovación espiritual. Oren, hijitos, para que en ustedes habite en plenitud el Espíritu Santo, a fin de que puedan testimoniar con gozo a todos aquellos que están lejos de la fe. Hijitos, oren en particular por los dones del Espíritu Santo, para que en el espíritu del amor cada día y en cada situación estén más cerca del hermano y a fin de que con sabiduría y amor superen toda dificultad. Yo estoy con ustedes e intercedo por cada uno de ustedes ante Jesús. ¡Gracias por haber respondido a mi llamado!”

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