Mensaje del 25 de Octubre de 1998

¡Queridos hijos! Hoy los invito a acercarse a mi Corazón Inmaculado. Los invito a renovar en sus familias el fervor de los primeros días, cuando los llamé al ayuno, a la oración y a la conversión. Hijitos, ustedes han aceptado mis mensajes con un corazón abierto a pesar de que no sabían qué era la oración. Hoy los invito a que se abran totalmente a mí para que pueda transformarlos y guiarlos al Corazón de mi Hijo Jesús, para que Él los llene con su amor. Sólo así, hijitos, encontrarán la verdadera paz, la paz que sólo Dios les da. Gracias por haber respondido a mi llamado.