Mensaje del 28 de Noviembre de 1985

Queridos hijos, deseo agradecerles a todos, especialmente a los jóvenes, todo lo que han hecho por mí. Queridos hijos, les ruego que se dediquen conscientemente a la oración y así, en la oración, descubrirán la grandeza de Dios. Gracias por haber respondido a mi llamado.