Mensaje del 31 de Enero de 1985

Queridos hijos, hoy deseo decirles que abran sus corazones a Dios como las flores de la primavera se abren al sol. Soy su Madre y deseo que siempre estén más cerca del Padre, a fin de que Él conceda siempre abundantes dones a sus corazones. Gracias por haber respondido a mi llamado.