Reports Padre Jozo

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Meditación del Padre Jozo sobre el mensaje del 25 de Diciembre de 2007

“¡Queridos hijos! Con gran alegría les traigo al Rey de la Paz para que El los bendiga con su bendición. Adórenlo y dediquen tiempo al Creador, quien su corazón anhela. No olviden que están de paso en esta tierra y que las cosas les pueden dar pequeñas alegrías, en cambio, por medio de Mi Hijo se les regala la vida eterna. Por eso estoy con ustedes, para conducirlos hacia lo que su corazón anhela. ¡Gracias por haber respondido a mi llamado!”

Mis queridos hermanos y hermanas,

Este es un mensaje de Navidad y también es el último mensaje de este año. En el tiempo previo a la Navidad, fuimos testigos de nuestra preparación y de nuestro máximo esfuerzo y tareas para preparar el camino del Señor que estaba por venir. A todos los que han abierto sus corazones, la Santa Madre y Virgen quiere decirnos: “Con gran alegría les traigo al Rey de la Paz para que Él los bendiga con su bendición.” ¡Cuántos corazones han recibido este regalo precioso del Rey de la Paz en el Sacramento de Reconciliación y en la Santa Comunión!. Han recibido esto en completa unión con la Iglesia, que los ha preparado para abrir sus corazones a éste regalo – el Rey de la Paz – mediante oraciones, ayunos, las Misas Vespertinas y los sacramentos. Esta Paz y Alegría de Navidad brilla a través de los corazones que se regocijan.

Dichos creyentes son completamente diferentes a aquellos motivados por la compra de regalos para llevar alegría a sus corazones y los corazones de los demás. Dado que esto no es posible, una vez más, estos individuos se engañan y se desilusionan. Después de la fiesta, permanecen aún más vacíos y cansados. Esto no es la navidad. Les falta Jesús, el Rey de la Paz. Les falta Su Paz y Su Alegría, la que Él otorga para preparar los corazones, las familias y a la Iglesia.

La vida y corrida frenética inspirada y movida por la inclinación y el deseo que la meta es poseer y disfrutar, no ha sido jamás bendecida. De hecho, esto es en vano. Es muy triste reconocer y vivir cerca de alguien que sólo vive para las cosas. Nuestro corazón y nuestra naturaleza anhela algo superior, mayor que las cosas del placer. Nuestro corazones sólo pueden ser satisfechos y llenados plenamente por nuestro Creador, por Dios que vino como el Cristo, el Rey de la Paz.

Por esta razón, esta enseñanza tan cálida y Maternal es para cada uno de nosotros: “Adórenlo y dedíquenle tiempo al Creador a quién anhelan nuestros corazones”. Nuestras escenas de pesebres en las Iglesias y en nuestras casas no son decoración o folklore. Éstos son un lugar de oración y adoración al Rey y al Señor. Es tan importante para nosotros que encontremos el tiempo para orar y para agradecer Su nacimiento y nuestra salvación. Un pesebre que no reúne a la familia a orar es un signo vacío para nosotros y para nuestros hijos. Estaría al nivel de las falsas vidrieras y las ciudades iluminadas, que es una manera externa de mostrar su tradición pero no su fe, agradecimiento y amor hacia la Madre y el Niño que nos ha sido dado.

Nuestra Señora nos llama a adorar a Jesús, Nuestro Rey. Desde el comienzo, Ella nos ha pedido esto en Sus Mensajes. Es por esto que nuestra comunidad orante en su programa vive de la Eucaristía y adora la real presencia de Jesús en el Santísimo Sacramento. Desafortunadamente, algunos miembros se excusan fácilmente y se liberan ellos mismos de la Adoración de los jueves o del ayuno de los miércoles y los viernes. En la Adoración estamos tan cerca de Él. Estamos a Sus pies, escuchando Su enseñanza de gracia y recibiendo Su Bendición y Paz. Nuestra vida y nuestro corazón anhelan a Dios. Cada vez que nos reunimos para orar, como reflejo del mensaje de la Reina de la Paz y en Adoración al santísimo Sacramento, le estamos dando un tiempo importante a Aquel a quién anhelamos.

Mis queridos, una vez más, Nuestra madre bondadosa nos previene para que no nos olvidemos que estamos de paso en este mundo. Es muy doloroso escuchar o hablar con una persona que actúa y vive como si jamás se fuese a morir o a rendir cuentas de su vida a Dios. Es muy difícil cuando nos encontramos con personas que, sumidas en su egoísmo, no sienten ninguna responsabilidad por los demás con quienes comparten sus vidas y dones y que no piensan en lo más mínimo en aquellos que vendrán después de ellos. Es por todo esto que hemos contaminado el aire que respiramos, que hemos envenenado la comida que comemos, y también envenenado la familia en la que nacimos y fuimos criados. Hemos envenenado la tierra, los corazones y todo lo que hemos tomado con nuestro egoísmo como si sólo fuese nuestro. Si no tomamos conciencia de que solamente estamos de paso es este mundo, y que las cosas de esta tierra no son nuestra meta más valiosa, ciertamente nos hemos olvidado de la vida eterna y de la felicidad que no pasa que nuestro Rey de la Paz y Señor no ha traído y no ha dado mediante Su Nacimiento. Esto se refiere especialmente a la tecnología y al ofrecimiento de placer y de ocio. La Navidad no es un tiempo de placer y entretenimiento, es en realidad, un descubrimiento de lo que perdura y es eterno. Todo esto es un regalo para nosotros por el cuál deberíamos estar muy agradecidos. Deberíamos dedicar tiempo a los cantos, a la oración y a escuchar la Palabra de Dios para darle gracias al Señor.

De la manera más bella, la Madre nos explica que Ella está con nosotros para guiarnos hacia eso que nuestros corazones anhelan. Somos como un niño frente a una vidriera que se detiene delante de su juguete, su deseo soñado, tratando de forzar a su madre para que entre al negocio y se lo compre. Si no cumple su deseo, llora y hace un berrinche poniendo usualmente a su madre en una posición incómoda terminando así por ceder. ¿Cómo podemos pasar por este mundo de consumismo y de grandes ofertas cuando nos parece que de algún modo necesitamos de todo esto? Todos los demás tienen ese o aquel producto nuevo, entonces ¿porque yo no lo debería tener?

Déjenme compartir una historia con ustedes. Un ermitaño atravesó una ciudad. Pasó delante de todas las vidrieras y de todos los negocios. Disfrutó mirando todas las cosas lindas que la gente se compraba y se llevaba a sus casas. Se sentía agradecido con todo su corazón por todas estas cosas: por las hermosas ropas, los zapatos caros, por todos los productos alimenticios y por el abundante mercado de frutas y vegetales de todo tipo. Al finalizar el día oró diciendo: “Qué grandioso y bondadoso eres señor. Gracias por todas las cosas lindas que mis hermanos y hermanas están comprando. Gracias por todo pero especialmente por el regalo de sentir que yo no necesito de ninguna de esas cosas. Gracias porque yo soy perfectamente feliz y libre porque no necesito nada de lo que acabo de ver”. Esta es la libertad que necesitamos. Nos hemos hecho adictos a la tecnología y todas esas cosas onerosas convenciéndonos que no podemos estar sin ellas. Como consecuencia de ello, no somos libres.

El mismo día que Nuestra Señora dio este mensaje a través de Marija, Ella explicó a través del vidente Jacov, que no deberíamos buscar la felicidad en las cosas de este mundo pero sí deberíamos abrir nuestros corazones y aceptar a Dios.

En todo lo que tocamos dejamos nuestras huellas y un simple experto revelaría la identidad de la persona que ha tocado ese artículo. Sucede lo mismo con nuestros corazones cuando miramos los anuncios de la televisión, los diarios u otro medio de comunicación. Queda un sello bien definido de nuestra adicción o nuestra libertad. Dios quiere que seamos libres. Él no quiere que vivamos para las cosas sino que vivamos para Él; que es nuestra paz y lo es todo para nosotros. Perseveremos en la Maternal escuela de Nuestra Señora, no la rechacemos o llevemos al corazón superficialmente. Este mensaje se basa completamente en los Evangelios: “Jesús le dijo, si quieres ser perfecto, ve y vende todo lo que tienes y dáselo a los pobres, y tendrás un tesoro en el cielo, y sígueme”. (Mt. 19, 21 – 22)

Este mes oraremos por las siguientes intenciones:

1 Por todos los Cristianos que celebran la Navidad, para que no hagan de ella un comercio, o la tomen como días de visitas y borracheras. Para que nuestras debilidades no transformen a Dios y a Su Gracia en una sombra de placer y celebraciones falsas.
2 Para que todas las familias cristianas puedan mantener y transmitir a sus hijos la verdadera educación Cristiana y la tradición de celebrar la Navidad durante este tiempo.
3 Por nuestra Comunidad Orante y por todos los peregrinos para que seamos un buen ejemplo en la fe para todos, y que digna y humildemente podamos mostrar el camino correcto en el mundo actual. Para que vivamos decididamente los mensajes que darán el fruto tan necesario para la Iglesia de hoy en día y para todo el mundo.

Mis queridos, les ruego e imploro que no sean como este mundo con su mentalidad tan pagana, que trata de sacar a Cristo, Nuestro Señor y a Su Madre fuera de este mundo y de este tiempo. Respondamos al llamado al que fuimos invitados.
A todos ustedes les deseo un Año 2008 lleno de gracia y bendiciones.

Sinceramente suyo en cada oración y en cada bendición,

Fr. Jozo Zovko o.f.m.
27 dic 2007 – Siroki Brijeg

Meditación del Padre Jozo sobre el mensaje del 25 de Noviembre de 2007

Mensaje del 25 de noviembre de 2007
“¡Queridos hijos! Hoy, cuando celebran a Cristo Rey de todo lo creado, deseo que El sea el Rey de sus vidas. Solamente a través de la entrega, hijitos, pueden comprender el don del sacrificio de Jesús en la cruz por cada uno de ustedes. Hijitos, dediquen tiempo a Dios para que El los transforme y los llene con Su gracia, de tal manera que ustedes sean gracia para los demás. Yo soy para ustedes, hijitos, un don de gracia de amor que proviene de Dios para este mundo sin paz. ¡Gracias por haber respondido a mi llamado!”

Mis queridos hermanos y hermanas,

Los invito a que nos sumerjamos profundamente en este mensaje, que a primera vista, parece simple y nos parece que ya lo hemos comprendido. Sin embargo, es muy exigente e integrador porque abarca la esencia del Evangelio y la existencia fundamental del individuo y de la Iglesia.

Principalmente, es necesario despertar la fe en Jesús, que es el Rey de todo lo creado. La todopoderosa Palabra de Dios creó todo y luego se hizo hombre. Toda la creación es redimida. (Col1 14 – 20)

Sí, como cristiano sé quién es mi creador. Sé quién es mi Redentor y a quién pertenezco. Entonces, Cristo, el Rey, con Su poder y Amor divino destruye todos los ídolos y los falsos amigos y redentores. Sé que sólo El es mi Dios y mi todo. Sé que mi corazón no descansará o encontrará la paz sino descansa en El. Es por esa razón, que mi vida servirá sólo a El y sólo para El mi alma vivirá. También es por eso que sólo tengo un anhelo – el de darme completamente a El y pertenecer a El. El ha demostrado Su amor mediante Su sacrificio y Su entrega completa; a través de su abandono para que yo tenga paz, por mi salvación y vida eterna.

Con todo mi ser, deseo entrar en el centro de ese Amor y deseo responder al máximo desafío de amor. ¿Cómo puedo hacer esto? Es mediante mi entrega. Nuestra Señora nos dice que sólo dándonos seremos capaces de comprender el regalo que Jesús nos dio a cada uno de nosotros con su sacrificio en la Cruz.
Sí debemos responder al Amor con amor. Y no hay mayor amor que éste: dar nuestra vida por nuestros amigos. Nuestro Señor simplemente nos dice: “Ustedes son mis amigos”. ¿Cómo responderemos entonces a esta gracia con nuestra vida y cómo la viviremos? La Reina de la Paz nos dice que es mediante nuestra entrega. Nuestra entrega es el comienzo de este camino de fe y de amor. Ella también nos dice qué es lo que debemos entregar; “Hijitos, entréguenle tiempo a Dios”.

Hoy debo comenzar con el primer paso: Debo encontrar tiempo para Dios. Tan frecuentemente escuchamos la muy usual y vacía excusa: “No tengo tiempo”. La familia está perseguida por los programas de televisión que hacen propaganda y ofrecen algo para cada uno de ellos. Luego de esta perseverante y exitosa manipulación, nos sentimos presos: debo seguir tal o cual programa o serie. Sin darnos cuenta, nos convertimos en esclavos, atados a la televisión, a los periódicos o a algo similar.

¿Cómo podemos liberarnos de ésta atadura? Dándole tiempo a Dios. Mi primer paso debe comenzar con una firme resolución – encontrar tiempo para la oración, encontrar tiempo para escuchar la Palabra de Dios y encontrar tiempo para estar a solas con El, en el silencio de mi corazón, en los Sacramentos, en mi cruz y en mis pruebas. Sin darle este tiempo al Señor, hoy y cada día, sin pasar tiempo con El, no puedo avanzar en la santidad. Así, mi fe se convertirá en un debate, una crítica o un cálculo angustioso de cuánto he servido o invertido en comparación con lo que he recibido o no he recibido. Ese no debe ser mi camino. Ese no debe ser el camino por el cual la madre me guía hoy con sus enseñanzas y su mensaje. Deseo contemplar a mi Rey y llegar a conocerlo. El camino más corto es mirarlo a El y escucharlo a El cuando me habla desde su trono, la Cruz.
Sí, finalmente debo entender que Dios es Aquel que puede transformar mi corazón y mi vida. Finalmente, debo comprender que El y sólo El, puede llenar mi corazón de gracia – con El mismo. Ese regalo de gracia va a abrir los ojos de mi corazón para que pueda ver y distinguir entre el amor y el egoísmo ciego: para que yo pueda conocer el bien y diferenciarlo de mi astucia. Finalmente, guiado por el Espíritu Santo, llego a descubrir que la Cruz es mi libertad, mi camino, mi vida, mi paz y mi fuerza.

El poder del amor de Dios que no cesa de fluir desde la Cruz no solamente va a transformarme y cambiarme, sino que me ayudará a completar el rol básico de la Iglesia – de ser un apóstol dispuesto para los demás y de dar un buen ejemplo a todos, concientemente y con amor.

Mis queridos hermanos y hermanas, debo admitir con sinceridad, que la declaración de Nuestra Señora en su mensaje, me sacudió profundamente cuando decía que Ella es un regalo de gracia y amor, que viene para nosotros de Dios, para este mundo sin paz. La más santa y humilde Madre no tiene miedo de decirnos la verdad acerca de su misión. Ella es un regalo de gracia, un regalo para nosotros. Ella nos hace bien a todos. Ella nos trae a Dios y a Su Gracia. Ella es el Arca de la alianza. Ella que es llena de gracia, nos da el regalo de su presencia y con Su ejemplo nos inspira y nos guía hacia todo lo que es bueno.

Ella es un regalo que no puede ser ganado (recibido por nuestros méritos). Ella y su amor son simplemente regalos para nosotros, pobres pecadores. Es por eso que su vida es como el arco iris de Noé proclamando que no habrá inundación. Ella es un signo de que la vida esta presente aquí en la tierra.

Sí, Ella es un signo de que el hombre ha recibido una bendición en esta tierra; que él tiene la gracia y la salvación. Ella es un signo que muestra que el hombre jamás será maldecido en la tierra otra vez porque existe el regalo de la gracia y de amor que viene de Dios. Ella no sólo nos ofrece y nos otorga a Dios sino que también nos guía hacia El. Dado que Ella es un regalo y un signo para todos, Ella nos pide que también nosotros seamos gracia para los demás.

Esta es la fuerza de un cristiano. El no es un signo pálido o una mera información acerca de Dios, él es un portador de la gracia para otros. Por ésta razón la misión de la Iglesia está cerca de nosotros – y es la de hacer que todos los hombres sean Sus discípulos.

Este mensaje es muy querido por mí y está muy cerca de mí. Más aún, es otra inspiración para que los cristianos actúen según el Evangelio y sean sus testigos. Dentro de este mensaje comenzamos el tiempo de Adviento. Este es un tiempo de preparación y espera de Nuestro Señor Jesús. Esforcémonos para dar todo de nosotros para ser una gracia para los demás y para ser una inspiración para todos los que buscan al Señor. La Navidad es más que una costumbre o una solemnidad tradicional con velas y decoración. La Navidad es la aceptación del Señor y de Su Madre. Este mensaje llama y golpea en nuestros corazones como lo hizo en las puertas de Belén que permanecen cerradas a eso cada día. Abrimos nuestros corazones mediante la oración, el ayuno, las buenas obras y la santidad de vida. Sin Jesús no existe la Navidad. Sin Su Madre no existe la Navidad ni tampoco Sus regalos. Abrámonos y llevemos a otros a abrirse a estos regalos.

Este mes oraremos por las siguientes intenciones:

1. Por todas nuestras familias cristianas a fin de que este Adviento puedan abrirse al Señor y a Su Madre mediante la oración y los Sacramentos. Por todas las familias que están en conflicto, que no oran y que no viven la alegría y la esperanza de la Navidad.

2. Por todos los Obispos y los Sacerdotes. Por todos los Misioneros y los que proclaman el Evangelio para preparar el camino hacia el Señor y mostrarlo con sus vidas.

3. Por los videntes y por nuestra Familia Orante diseminada como la semilla a lo largo de muchos países y tantas naciones – para que en este tiempo santo puedan dar frutos abundantes viviendo los mensajes de la Reina de la Paz.

Muy queridos hermanos y hermanas, a medida que escribo estos pensamientos y reflexiono sobre las palabras de gracia e inspiración de los mensajes, oro por cada uno de ustedes, sosteniéndolos en el gran corazón de la Inmaculada Virgen. Que la gracia y la paz de Dios los acompañen durante estos días. Oro por cada uno de ustedes y les mando mis saludos fraternales, encomendándome a sus oraciones.

Muy sinceramente suyo,
Fr. Jozo Zovko, OF